NATURALISTA Y RACIONALISTA.-
Durante la revolución francesa no se producen cambios educativos que hayan sido significativos, pero si se establecen grandes cambios contemporáneos de libertad, universalidad, gratuidad y obligatoriedad y las bases de una enseñanza publica y nacional convirtiéndose la educación del citoyen en un deber de nuevo estado y un derecho del hombre.
Aparece un informe en la que Condorcet y otros filósofos escribieron diez proyectos destinados a sentar las bases de la instrucción pública francesa. Todos se caracterizan por dos cuestiones fundamentales, la insistencia en los conceptos de la instrucción de educación pública, nacional y la postura intervencionista el estado. A través del primero se pretende conformar un medio capas de transmitir, asimilar y perfeccionar los postulados revolucionarios y por segundo controlar todo el proceso anterior puesto que se considera como responsabilidad estatal y regular un sistema de enseñanza que sea acorde con las necesidades del nuevo régimen.
En la revolución francesa se presentan todos los postulados éticos de la ilustración y ahora se trata de buscar una forma que posibilite el paso de una moral oscurantista, de marcado acento religioso y legitimadora de la sociedad estamental, a una moral racional y universal para construir el estado burgués donde la educación se presenta como la panacea para convertir el siervo en ciudadano, capaz de hacer la moralidad personal un compromiso colectivo.
EL PROYECTO DE EDUCACIÓN LAICA Y GRATUITA EN LA REVOLUCION FRANCESA.
LA PROPUESTA DE CONDORCET.-
En la revolución francesa se fundan formas contemporáneas del gobierno a partir de la igualdad de los ciudadanos ante la ley.
Algunos rasgos centrales dentro de la revolución francesa es la separación de la iglesia y el estado. Estos principios conducen necesariamente a cancelar el monopolio de la iglesia en materia de educación de masas, debido que es una obligación del nuevo estado ofrecer una educación universal y que deberá ser basada en ser laica y con el uso del razonamiento y como resultado la ciencia.
Los gobiernos revolucionarios de Francia no duraron lo suficiente para realizar en la práctica un programa educativo, además estuvieron concentrados en la guerra contra las monarquías. Pero impulsaron la preparación de proyectos para así practicar un nuevo modelo de educación cuando las circunstancias lo permitieran.
El proyecto mas importante es formulado por Nicolas Condorcet en las cinco memorias sobre la ilustración pública (1790).
El proyecto de Condorcet tiene características que lo diferencian de otras propuestas de la época con un sistema de niveles que va de la educación básica hasta la academia de ciencias.
Un rasgo central del proyecto es la convicción del sentido liberador que tiene el aprendizaje de las ciencias, Condorcet atribuía a la educación un fuerte significado moral, ya que esta formaría ciudadanos dispuestos a defender el orden republicano y prepararlos para gobernar y así decidir con inteligencia y responsabilidad.
Es Nicolas Condorcet (Marqués de Condorcet) un personaje clave para entender el origen del sistema educativo burgués y del pensamiento pedagógico contemporáneo pues intenta dotar a la entonces llamada instrucción pública de una fundamentación filosófica jurídica y moral con el fin de contribuir al perfeccionamiento de la humanidad y a la consolidación de la republica. El proponía que la nueva sociedad, para estar legitimada, tiene que asegurar a los ciudadanos que actuará sin empañar su libertad ni herir su dignidad, que actuará conforme a la verdad y a la justicia.
En Condorcet encontramos al científico, filosofo, académico y, en última instancia y en cierta forma empujado por el momento histórico, al político que intenta el difícil cometido de armonizar el pensamiento ilustrado con la revolución de 1789. El defiende los principios revolucionarios de igualdad y gratuidad de la enseñanza pero, desde una visión más realista que otros autores y teniendo en cuenta los condicionantes del momento, asume con limitaciones la universalidad y obligatoriedad puesto que su intención dependía de la circunstancias sociopolíticas y económicas.
El propio Condorcet forma una comisión con el fin de estudiar y elaborar un plan general de instrucción pública.
El proceso educativo consistía en cultivar y perfeccionar, general y gradualmente, las facultades físicas, intelectuales y morales, planteando para su puesta en practica un ideal básico de la unión de la teoría y la practica, a la reflexión y la acción a lo que hoy llamaríamos ética y moral. Para este fin la enseñanza primaria debe contemplar el desarrollo de las primeras ideas morales y de sus reglas de conductas, procurando extender en los restantes niveles los principios y reglas morales de tal forma que la educación moral se convierta en una formación permanente de todas las humanidades, y que sea esta la educación que se basara en la naturaleza y la razón y si a esta misma naturaleza humana la que convierta al hombre en un ser oral capaz de guiarse por la bondad y la justicia.
La educación moral condorcetiana requiere de la ejemplaridad de los agentes implicados en la formación hasta llegar a un nivel superior donde se encuentra la clase dirigente formada en la sociedad nacional de las ciencias y de las artes bajo un gran dosis de conocimientos morales porque de lo contrario como se puede esperar un aumento del nivel moral del pueblo i no se les da como base a las elites destinadas a dirigirlos un análisis exacto y riguroso de los sentimientos morales y de las ideas y principios de justicias que se derivan de ellos. Aquí ubicamos al maestro, cuyas cualidades morales influyen directamente en los alumnos por lo que los padres deberán poner el máximo cuidado del mismo.
Condorcet defiende una enseñanza facilitadora de los medios de felicidad individual y de prosperidad común, siendo el resultado de una mezcla perfecta o el ideal entre la naturaleza humana y la razón.
miércoles, 4 de noviembre de 2009
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